domingo, abril 20, 2008

Groucho siempre de actualidad


Groucho: Estamos perdiendo la guerra. Como ministro de defensa tiene que tomar una medida.

Chico: Ya la tomé. Cambié de bando.

Groucho: Lo vuelvo a contratar por el doble de lo que le paguen ellos.

Chico: Acepto, pero con una condicion. Quiero mis vacaciones ahora mismo.

Groucho: Trato hecho.

Singular-Colectivo

De jovenes nos enseñan que en Castellano existen dos rasgos morfologicos para expresar si el referente de un sintagma o de una predicación se refiere a una o varias entidadas. El Singular y su contrapuesto, el Plural. A diferencia de -por ejemplo- en el Chino, en las lenguas occidentales es obligatorio la consignacion del número gramatical , para expresar la cantidad del referente.

En los ultimos tiempos estoy poniendo en duda toda este rugoso entramado gramatical. Sostengo que el castellano esta evolucionando hacia una nueva forma de expresion gramatical mixta, que he tenido a bien denominar como singular-colectivo.

Habían transcurrido cerca de diecinueve años. El viento y la lluvia excitaban las cansadas ramas del viejo olmo, cubriendo –para nuestra fortuna- con el incesante latir marchito de sus hojas, cualquier amago de mutismo. No era el silencio lo que temíamos, era la certeza de que este, inevitablemente nos conduciría a encontrarnos. Aquella tarde, el cielo parecía querer caer sobre nuestras cabezas. Y nosotros, senil sombra de todo esplendor pasado; viejos amantes entregados al olvido; nosotros, seguro demasiado tarde, nos enamorábamos.

Como puede observarse, el numero gramatical es recogido en los determinantes, los nombres, pronombres, verbos y adjetivos, mediante la utilizacion del morfema nulo para el singular ("olmo", "certeza"...) y, por la forma más extendida -que no la unica- de morfema plural, el sufijo ~s ("las ramas", "nuestras cabezas"...). No hay sombra de duda en todo el texto sobre la cantidad de los referentes en cada caso.


Con la edad uno pierde la fé en la comunicación. Hubo un tiempo, en que la expresión oral y su desarrollo logico, el Diálogo, eran el camino más rapido hacia la razón. Dos mil y pico años de moral cristina occidental más tarde, casi cualquier conversación, se ve atrapada en una maraña de convencionalismos, prejuicios y formalismos sociales que inundan de burocracia, la -otrora- simple locución de la propia opinion.


Fue a finales del siglo XVIII. Plena revolución industrial. La Religión empezaba a dar sus primeros sintomas de agotamiento. El ser humano como individuo, escapaba de siglos de oscuridad racional sin darse cuenta de que cambiaba a un ser omnisciente, etereo y protector por algo más temible y seductor todavia: El pensamiento colectivo. Pese a su supuesto antagonismo, ambas formas de dominación individual se basan en la apropiación de la moral en un proceso autofágico que acaba anulando cualquier rastro de opinion personal. Sí, es cieto, El Hombre creo a Dios a su imagen y semejanza.

De repente la opinión del grupo se convierte en uno de esos axiomas ineludibles que parecen acompañarnos desde siempre: el hombre envejece; el hombre muere; el hombre fracasa en casi todas sus tentativas de ser feliz; España es de Izquierda; la energía nuclear no es verde; etc...

El temido singular-colectivo, no expresa una opinión concreta creada por la suma de opiniones de los referentes, todo lo contrario de sirve de nuestra extraña necesidad de pertenencia, para agruparnos bajo una unica verdad absoluta. Temible.