martes, julio 31, 2007

Martes 31 de julio de 2007




Borges buscaba una hondanada donde esconder su alma de aquella ausencia que como un sol terrible sin ocaso brillaba definitiva y despiadada. Si el bueno de Jorge Luis hubiese trabajado alguna vez en una Notaría probablemente hubiese preferido una rapida y certera insolación al lento y alarmante proceso deshumanizante al que yo me veo arrastrado por cualquiera de mis jornadas laborales de más de doce horas.


Caprichoso como siempre. Cruel como pocas veces. Quiso el Azar que aquel penúltimo adios fuese bajo el despacho donde hoy se sacuden, ya agonizantes, los recuerdos de aquellos días de Facultad. ¿Pasó el tiempo o pasamos nosotros?

Ni todo el calculado simbolismo de Murakami bastaria para ocultarlo. Supongo que a eso juega en la novela. Un viejo cuadro en una antigua biblioteca. Una amenazante profecía y una certeza final . Un gran libro para descubrir cerca de la orilla estas vacaciones. Recomendado cien por cien.

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