lunes, diciembre 17, 2007

La politica, la estadistica, las elecciones y otros males evitables



Precampaña electoral. Comentaba con un amigo que esto de la estadística es la cuarta mayor mentira de la humanidad. Bueno, en realidad, después de un par de tragos, convenimos que más bien se trata de la tercera. Como dijo Borges, la Democracia no es sino un abuso de la estadística.

Quedan aún algunos meses para las elecciones generales y a estas alturas, uno empieza a sentirse un poco como aquel paleto granjero de El Gran Carnaval. Atrapado en el oscuro agujero de mis problemas diarios mientras espero inútilmente las soluciones de unos políticos más preocupados de sacar provecho electoral con ello, montando el circo fuera, que de encontrar las soluciones que necesito. Grande Wilder.

Esto de las precampañas agota a cualquiera. Hace un par de días tuvimos que aguantar a todo un señor ministro de Economía de la octava potencia mundial, insinuar que la culpa de la inflación la tenían las propinas tan altas que dejamos en los bares y la no asimilación del valor real del euro. No contento con ello, nos incito a todos a comer conejo por Navidad. Vale sí, como fantasía erótica no está mal. Pero como alternativa culinaria a unos chuletones de buey, unos capones, un cordero lechal o como mínimo un buen pavo...

Lo peor, esto lo cuenta un ministro con un más que conocido gusto por la alta cocina y con un sueldo lo suficientemente alto como para no tener que comer conejo en su vida. Un poco como aquella ministra de los minipisos de 40 metros y el despacho con 70, o aquel Presidente Autonómico que fomentaba la enseñanza pública de calidad, mientras llevaba a sus hijos a exclusivos y carisisisísimos colegios trilingües privados. Un disparate oigan.

La inflación galopando como Seabescuit por la pradera, la vivienda inaccesible, los sueldos estancados, las diferencias regionales aumentando y los estudiantes cada vez más ignorantes.

Nuestro sistema educativo esta a la cola europea y nuestros políticos no son capaces de dejar atrás sus diferencias y sentarse a negociar un gran pacto por la educación. Un poco como con todo lo que pasa por estas fechas, cada uno, nos presenta un origen del problema (los otros) y su acertada solución (ellos mismos). Mientras, se sucedan una tras otra estériles legislaturas. Lo dicho solo en el agujero.

Para que nadie me acuse de no hacer crítica constructiva y pagar mis múltiples frustraciones personales con los políticos, he estado toda la tarde dándole vueltas a la idea de cómo mejorar el sistema electoral. Me ha costado muchísimo, pero tras veinte minutos de ojear los videos electorales de los diferentes partidos se me ha ocurrido algo bastante más democrático y sano.

Combate a muerte con cerbatana amazónica. Por supuesto con los dardos bien empapaditos en Curare.

Pese a lo que pueda pensarse, se trata de un método mucho menos violento que el actual. Las televisiones no tendrían que pelearse por ver quien organiza el debate electoral, la campaña se reducirá a tan solo unos días de preparativos físicos y los ingresos por publicidad conseguirían lo que nunca antes se ha visto: Que las elecciones además de tiempo, no nos cuesten también dinero.

Al principio pensé en usar hierros candentes, (en claro homenaje a Bambino) pero ante el riesgo de que, entre golpe y golpe se pusiesen a debatir y a comentarnos sus diferentes programas, caí en la cuenta de que con la cerbatana tendrían la boca ocupada en algo de mayor provecho. Por cierto, desde hoy mismo me comprometo a votar al que sobreviva....

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